IES nº 1 de Ordes (Ordes, A Coruña)

Por segunda vez en la historia, un objeto fabricado por el ser humano ha llegado al espacio interestelar, según ha anunciado hoy la NASA. La sonda Voyager 2, lanzada por la agencia espacial estadounidense el 20 de agosto de 1977, cruzó el pasado 5 de noviembre la heliopausa, el límite en el que el viento solar se une al viento estelar procedente de otras estrellas. La Voyager 1, que despegó días después que su hermana, rebasó esta frontera el 25 de agosto de 2012.

Ambas sondas llevan a bordo “una especie de cápsula del tiempo destinada a comunicar una historia de nuestro mundo a extraterrestres”, en palabras de la NASA. Son dos discos fonográficos de cobre cubiertos de oro, que transportan sonidos de aves y otros animales y 115 imágenes codificadas, como las fotografías de una mujer dando el pecho a un niño, de un atasco de coches en Tailandia y de la primatóloga Jane Goodall rodeada de chimpancés.

El contenido del mensaje, elegido por un comité dirigido por el astrónomo estadounidense Carl Sagan, incluía saludos en 55 idiomas y una selección de canciones del mundo, como la mexicana El cascabel, interpretada por Lorenzo Barcelata y sus mariachis; Melancholy Blues, de Louis Armstrong; y la Quinta sinfonía de Beethoven.

La sonda Voyager 2 —diseñada inicialmente para una misión de cinco años a Júpiter y Saturno— se encuentra a unos 18.000 millones de kilómetros de la Tierra, pero sus mensajes siguen llegando a nuestro planeta, con un desfase de 16 horas y media. El aparato, a diferencia de la Voyager 1, lleva a bordo un instrumento operativo que detecta el viento solar a su alrededor.

Ninguna de las dos Voyager ha salido del sistema solar, subraya la NASA en un comunicado.

“La nave espacial será encontrada, y el disco será reproducido, solo si hay civilizaciones avanzadas capaces de viajar por el espacio interestelar. Pero el lanzamiento de esta botella al océano cósmico lanza un mensaje esperanzador sobre la vida en este planeta”, declaró Carl Sagan hace ya cuatro décadas.

Comentario:

La noticia superior documenta un hito de la astrociencia mundial; es decir, nos informa de como el segundo objeto fabricado por la humanidad consigue llegar al espacio interestelar, la conocida como Voyager 2. Esta incluye en su estructura un equipo que posibilita la comunicación ufológica con una hipotética vida extraterrestre, siguiendo así la línea abierta por la Pioneer 10 y 11, que inluían una placa de oro que pretendía ilustrar de una forma visual la procedencia de la susodicha sonda.

Este disco de oro gramofónico que se puede observar en la imagen, no pretende comunicarse con una posible civilización extraterrestre, sino que pretende actuar a modo de una cápsula del tiempo interestelar, tal y como informa Carl Seagan.

Esta noticia es indicadora de la histórica pretensión científica de encontrar vida en el espacio interestelar. Esta sonda, además de incluir este artefacto meramente anecdótico (el cual incluye registro fonográfico de la vida en la tierra, incluyendo hits musicales) pretende captar información con un fin científico de más allá de los confines de nuestro sistema, para así conseguir dilucidar un poco más toda la información que tenemos de esta parte del inmenso Universo, que aún guarda muchas incógnitas. El disco, portador de información antropológica de nuestra especie, en mi opinión constituye uno de los elementos más anecdóticos de la ciencia internacional.

La siguiente imagen muestra el proceso de fabricación del disco, en el año 1977.